Reseña histórica
La psicología positiva es una rama de la psicología que surge en Estados Unidos a finales de los años noventa. El inicio formal de este movimiento suele establecerse en la conferencia inaugural que pronunció Martin E. P. Seligman al comenzar su etapa como presidente de la APA, en 1998.
En su discurso reprochaba el excesivo interés que la psicología ha concedido a la enfermedad y a los problemas, olvidando casi por completo
los aspectos positivos del ser humano. A su modo de ver, la psicología de las últimas décadas no había hecho sino desviarse de sus raíces originales:
la búsqueda del bienestar humano. Como dejaba claro con sus palabras, había llegado el momento de contar con una ciencia cuyo objetivo fuera entender la emoción positiva, aumentar las fortalezas
y las virtudes y ofrecer pautas para alcanzar un estado de funcionamiento óptimo.
De esta manera, con la llegada de Seligman a la dirección de la APA se abría una línea de actuación centrada en el desarrollo de una nueva
ciencia psicológica que amplía su foco de atención a la parte positiva de los seres humanos, equilibrando así una balanza que llevaba mucho tiempo desequilibrada.
Como veíamos, Seligman asegura
que la psicología de las últimas décadas ha perdido de vista su objetivo original, y cifra esta pérdida en un punto histórico concreto: justo después de la Segunda Guerra Mundial. Antes de esta
fecha, tres eran los principales propósitos de la psicología como ciencia: (1) curar las enfermedades mentales, (2) hacer que la vida de la gente normal sea más feliz y, por último, (3)
identificar y cultivar el talento. Tras la guerra, y concretamente tras la aparición de la Ley para los veteranos (1946) y la creación un año después
del Instituto Nacional de Salud Mental (1947), las dos últimas misiones de la psicología quedaron relegadas a un segundo plano y pronto fueron olvidadas, mientras que la misión de curar las
enfermedades mentales pasó a ser el elemento central. La psicología se convirtió casi en un sinónimo de “tratamiento de las enfermedades mentales”, mientras que su misión histórica de hacer que
las personas “sin problemas” tengan una vida más productiva y plena quedó reducida a un papel.